Zugarramurdi

A escasos kilómetros de la frontera con Francia y del valle del Baztan, aprovechando el desnivel de una ladera, se emplaza este municipio encantado cuyo nombre evoca tiempos de magia y akelarres.

Se encuentra envuelto por un extenso manto verde-azulado, que se ve interrumpido por caseríos aislados y vacas que pastan plácidamente en sus prados.

El encanto de este pueblo se ve incrementado por la sobriedad de los vetustos caserones que custodia la iglesia de la Asunción. Durante la guerra de la Independencia, las tropas francesas asolaron parte de la parroquia y tuvo que ser reconstruida en el siglo XIX.

Cueva de Zugarramurdi

Su cueva, a 400 metros de Zugarramurdi, se puede visitar hasta el anochecer. No contiene estalactitas ni estalagmitas, ni en sus paredes se han descubierto pinturas rupestres. Sin embargo, conserva un atractivo casi único; un halo mágico que la envuelve por haber sido hasta el siglo XVII escenario de akelarres, reuniones paganas en las que hombres y mujeres escapaban de la rutina a través de festines desenfrenados, danzas en torno a hogueras y orgías a la luz de la luna.

Un enclave natural en el que resuenan los ecos de la historia y la leyenda. Atrévase a descubrirlo y si le inquieta el mundo de la brujería, eche un vistazo a este monográfico y complete su visita con el museo de las brujas.

La cueva no contiene estalactitas, ni pinturas rupestres, pero sí un atractivo singular gracias a su amplitud y a la leyenda que la envuelve. En ella resulta fácil imaginar los akelarres, situar los relatos que hablan de brujería, de rituales paganos y de banquetes presididos por el diablo. Los nombres que recibe la gruta acentúan su relación con este mundo mágico. Así, se le conoce como «Sorgin Leze» (cueva de las brujas) en el lado más abierto del túnel y como «Akelarre Leze» (cueva del akelarre) en la parte más estrecha.

Museo de las Brujas

La historia ha querido que la memoria de Zugarramurdi quede para siempre unida al proceso de la Inquisición por el que en la Edad Media una treintena de personas naturales de la localidad fueran ajusticiadas o castigadas de manera despiadada. ¿Envidias? ¿Diferencias culturales o políticas? Son diversos los argumentos que tratan de esclarecer aquellos hechos. Por un lado, el aislamiento del norte de Navarra favoreció la conservación de teorías de adoración al diablo y de remedios naturales que quizás se confundieron con brujería. Por otro lado, las luchas entre agramonteses y beaumonteses favorecieron envidias entre sendas facciones nobiliarias que provocaron numerosas acusaciones falsas.

Este museo, alojado en el antiguo hospital de la localidad y a poca distancia de la célebre cueva, aborda todas las cuestiones relacionadas con el mundo de la brujería a la vez que retrata a la sociedad navarra del siglo XVII con sus mitos y sus leyendas.

El recorrido comienza con una presentación general de la comarca de Xareta (Sara, Ainhoa, Urdazubi/Urdax y Zugarramurdi) para mostrar el paisaje tintado de verdes que acoge este mundo mágico de brujas y akelarres. Seguidamente, el visitante podrá disfrutar del audiovisual «La caza de brujas» que pretende arrojar luz a los procesos inquisidores de 1610.

Original sources: www.turismo.navarra.es